ALTO DE BENIMAQUÍA Poblado fortificado ibérico

Una de las torres del Alto de Benimaquía

El Alto de Benimaquía se encuentra en las estribaciones más occidentales de la Sierra de Montgó, sierra que se ubica en el norte de la provincia de Alicante y que está declarada Parque Natural. Para acercarnos al yacimiento arqueológico la mejor opción la puedes encontrar en esta ruta arqueológica de este mismo blog:
El Ato de Benimaquia, Alt de Benimaquia en valenciano y en buena parte de la bibliografía, es un poblado íbero fortificado que se encuentra situado en un cerro de alto valor estratégico por el excelente control visual de la costa que se tiene desde el mismo. Desde sus 220 metros de altura sobre el nivel del mar se controla buena parte de la costa norte de la provincia de Alicante y de la costa sur de la provincia de Valencia. Desde  Cullera hasta Denia se visualizan más de 50 kilómetros de costa. La cercanía de esta parte de la costa de la Comunidad Valenciana con Ibiza hace que fuera lugar de paso y atraque de los barcos de los comerciantes fenicios en la primera mitad del primer milenio antes de Cristo. Este dato es importante ya que lo que vamos a encontrar en el poblado fortificado del Alto de Benimaquía tiene mucho que ver con las influencias que ejercieron los fenicios sobre las poblaciones autóctonas de la actual costa de la comunidad valenciana. Es posible que el Alto de Benimaquía fuera un nexo de comunicación y comercio entre la Ibiza fenicia y las poblaciones íberas del interior.


    
Esas influencias fenicias, añadidas a las posteriores de los colonizadores griegos, serían claves para formar lo que luego sería la cultura ibérica, la cultura protohistórica que da carácter a toda la región levantina en la antigüedad.
Estas influencias orientales ya las empezamos a ver nada más llegar al yacimiento arqueológico.Su imponente sistema defensivo tiene claras influencias orientales. El yacimiento conserva 147 metros de lienzo de muralla que está reforzada por media docena de torres de planta cuadrangular y trapezoidal. Probablemente estas torres de esquinas en ángulo son las torres de esta tipología más antiguas construidas por poblaciones indígenas de toda la Península Ibérica. Estas murallas se construyeron en al siglo VII a.C. Su tipología está inspirada en las fortificaciones que levantaban los colonizadores fenicios en las costas levantinas ya que este tipo de defensas están muy alejadas de las de las poblaciones de la Edad del Bronce que habitaron la zona con anterioridad a la llegada de los nuevos colonizadores.
Torre noroccidental y panorámica de la costa desde Cullera a Denia- Clica en la foto para ampliar.
El recinto amurallado del Alto de Benimaquía delimita un espacio triangular de unos 4.500 m² cuyo sector sur está protegido por un escarpe natural. Este escarpe hace que no sea necesario la construcción de muralla defensiva en este sector. En cambio los sectores norte y oeste, al ser de más fácil acceso, son los que fueron protegidos por este potente amurallamiento reforzado por torres. Por otra parte, también se cree que esta muralla no sólo tenía una función defensiva, sino de prestigio. La construcción de la muralla acredita la existencia de un poder jerárquico, de un jefe o líder, que aunaba esfuerzos y voluntades para poder levantar esta fortaleza. La visión del potente sistema de torres desde la distancia marcaba un hito de posesión, de dominio sobre el territorio, al estilo que luego, en la Edad Media, harían los castillos.
La muralla tiene entre 80 cms. y 1,4 metros de anchura y las torres se levantan todavía sobre el terreno más de 2 metros de altura a pesar de que ya han pasado más de 2500 años desde que se construyeron. Originalmente estas torres pudieron alcanzar los 4 metros de altura. El sistema defensivo del Alto de Benimaquía es, por todo lo expuesto, una de las construcciones defensivas protohistóricas más importantes de la provincia de Alicante. La muralla fue excavada y dada a conocer por Schubart y Fletcher en los años 60 del siglo XX, en la primera fase de excavaciones arqueológicas que se realizaron en el poblado.
Estructuras del Alto de Benimaquía. Mapa base Google Maps.
Pero si ya la muralla hace a este yacimiento importante dentro del patrimonio arqueológico de Alicante, lo que realmente hace excepcional al Alto de Benimaquia es que se hallaron lagares y otras construcciones relacionadas con la fabricación de vino que fueron identificadas en las excavaciones dirigidas entre los años 1989 y 1992 por Carlos Gómez Bellard y Pierre Guérin. En los estudios publicados por estos arqueólogos y el la bibliografía relacionada al final de este artículo basaré la mayor parte de lo que se expone en este artículo.
Torres del Alto de Benimaquía
Sólo se excavaron en estas campañas arqueológicas 350 m² del yacimiento junto a la muralla septentrional, pero la información que se desprende de los hallazgos hacen del Alto de Benimaquía un hito dentro de la época más antigua de la cultura ibérica. Además de los lagares, las excavaciones sacaron a la luz varios departamentos cuadrangulares dispuestos en dos hileras separadas por un estrecho pasillo.
Los lagares se encontraron el sector occidental del yacimiento, junto a la muralla y el torreón noroeste, lugar por donde hoy se accede al Alto de Benimaquía. En los lagares aparecieron cubetas donde se fermentaba la uva, balsas de decantación y lo que parecen ser plataformas de prensado de la uva. A esto hay que añadir el hallazgo de más de 7.000 pepitas de uva, producto de desecho de la actividad vitivinícola. Estas pepitas son de Vitis vinifera, variedad cultivada de la uva, no la variedad salvaje. Se cree que la variedad Vitis vinifera fue introducida en la Península ibérica por los fenicios igual que hicieron en otros lugares del Mediterráneo como Etruria y el Lacio.
Lagar del departamento 2. Fuente: ver bibliografía
Teniendo en cuenta que estás construcciones están datadas en s. VII-VI a.C , estaríamos ante una de las primeras muestras de la industria del vino en la Península Ibérica. Los arqueólogos creen que estás estructuras, auténtica bodega del mundo antiguo, no sólo se dedicaban a los producción de vino para el consumo del poblado. Sus dimensiones y la aparición de abundantes ánforas, recipientes usados para el transporte y comercio de vino, hacen pensar en una producción de vino excedentaria que sería objeto de comercio entre las poblaciones de la zona y quizás también en el comercio de larga distancia. Entre las ánforas predominaban las de tipología fenicia y las ibéricas que imitaban a estas ánforas fenicias.
Ánfora fenicia. Fuente: ver bibliografía
Según los investigadores los viñedos no debían de estar muy lejos, seguramente en la plana de Benimaquía, el espacio llano que se encuentra entre el Alto de Benimaquía y el Montgó, y que está al este del poblado ibérico. Consideran que los viñedos podrían haber ocupado un total 40 hectáreas, lo que daría una productividad de al menos 40.000 litros de vino por cosecha. Se estima que una veintena de trabajadores tuvieron que estar dedicados a la recogida y a la fabricación del vino.
A su vez, el hecho de que una población indígena produjera vino en fechas tan tempranas tiene una importancia excepcional. El vino fue introducido por los colonizadores fenicios en la Península Ibérica hacia el siglo VIII a.C. Estos comerciantes venidos desde las costas orientales del Mediterráneo suministraban vino a las poblaciones locales y lo intercambiaban generalmente por metales. El hecho de que en el Alto de Benimaquía se elaborara vino en los siglos VII-VI a.C., es otra muestra de las influencias culturales que los colonizadores fenicios ejercieron sobre las poblaciones autóctonas de la época desde sus establecimientos en las costas levantinas .
Además el vino era un producto de lujo. Su producción exigía una organización que necesariamente tenía que estar encabezada por una autoridad jerárquica, seguramente un jefe o líder salido de la aristocracia local. La producción de vino exigía la reserva de un terreno durante años para que crecieran las viñas y pudieran dar fruto. La vendimia, el pisado de la uva, la fermentación del mosto, el almacenamiento y la posterior distribución del vino son muestra de una sociedad organizada y jerarquizada. Además el vino tenía un valor simbólico, como acreditan los mitos de muchas culturas mediterráneas. Estaba presente en los banquetes rituales, en las libaciones a los muertos y en las ceremonias religiosas. Es la bebida de los dioses. Aún hoy conserva ese sentido simbólico, como podemos ver en la eucaristía cristiana. Por tanto el control de la producción de vino confería un estatus elevado a las élites ibéricas de la época y, por tanto también al jefe o aristócrata que ejercía el poder desde esa atalaya privilegiada que es el Alto de Benimaquía.


Muro de uno de los departamentos del Alto de Benimaquía
Los fenicios trajeron el vino como producto de lujo. Las aristocracias locales se empaparon del modo de hacer de los fenicios para poder producirlo. Al mismo tiempo también tomaron de los fenicios la elaboración de las cerámicas a torno para poder hacer, entre otros vasos, ánforas con las que poder comerciar con el vino, producto de connotación sagrada y ritual.
Esta apertura a las influencias orientales por parte de las oligarquías autóctonas está en el germen de la formación de la cultura ibérica. El Alto de Benimaquía es un gran ejemplo, de todo esto y, por tanto, este poblado fortificado de claras influencias orientalizantes, una de las primeras bodegas de la historia, es un hito arqueológico clave en la historia antigua de la Península Ibérica.
El poblado fue abandonado hacia el 500 a.C. Esto queda acreditado por la ausencia de cerámicas griegas que empezaron a llegar a estas costas en el siglo V a.C.

Amanecer tras el Montgó desde al Alto de Benimaquía
Más de una vez, cuando me sirva un buen vaso de vino como acompañamiento de una opípara comida, me acordaré del Alto de Benimaquía. Una escena imaginada me vendrá a la mente. El jefe del poblado, en una ceremonia ritual, al amanecer, cuando el sol está saliendo sobre la potente cima pétrea del Montgó, recibe en sus manos un cuenco con el primer vino que ha producido la bodega del poblado. Lo degusta mientras mira hacia el amanecer. Está bueno, casi tanto como el que venden los fenicios de la costa. Sonríe. El sol está naciendo. También nace una nueva era para su pueblo. 
Bibliografía:
El vino en los inicios de la cultura ibérica. Carlos Gómez Bellard, Pierre Guérin, Enrique Díes Cusí, Guillem Pérez Jordá. Revista de arqueología nº142, 1993
Estudio preliminar de las ánforas del Alt de Benimaquía (Dénia, Alicante). Josep S. Castelló Marí, Carlos Gómez Bellard, Nuria Alvarez García. Quaderns de prehistòria i arqueologia de Castelló, Nº. 21, 2000, págs. 121-136
La vinificación en el período orientalizante: El Alt de Benimaquía (Dénia). F. Cisneros Fraile. Liburna, Nº. 6, 2013, págs. 55-80

Excavaciones en las fortificaciones del Montgó cerca de Denia (Alicante). Schubart H., Fletcher D., Oliver J. 13; Madrid 1962 VV.AA.

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