- Poblado y necrópolis
- Ibérico
- siglo V - IV a. C.
- Mapa 914 (2-2) Rojales
- Acceso: fácil
La necrópolis de Cabezo Lucero es la más importante de Alicante y una de las principales del mundo ibérico. Es una pieza clave para el entendimiento del mundo espiritual de los iberos. Sus dimensiones, el número de tumbas, el ajuar asociado a ellas y las muestras de esculturas encontradas en el yacimiento avalan su singularidad dentro de la arqueología hispana.
El yacimiento se encuentra en la antigua carretera de Rojales, junto a la ribera derecha del cauce del Segura. Según se entra en Guardamar hay que dirigirse al polígono industrial Santa Ana y aquí hay un cruce que lleva hacia Rojales por el camino viejo y al complejo deportivo Les Raboses. A los 2,7 Km. de este cruce sale a la derecha una pista de tierra que va junto al cauce del río. No hay que internarse en ella, sino que hay que dejar el vehículo en este punto.
El poblado de Cabezo Lucero se extiende en la loma que está al sur de este punto, cruzando la carretera.
El poblado que se encuentra en la parte más cercana al río Segura. Apenas se ven restos constructivos, a excepción de un torreón que conserva varias hiladas de piedras que está a pocos centenares de metros de la carretera.
Al lado de la torre sale una senda que, siguiéndola en dirección Sur, lleva en un par de minutos a un área rectangular sin apenas vegetación, jalonada de hoyos de enterramiento y construcciones tumulares ruinosas. Esta es la necrópolis ibérica, la zona más interesante del yacimiento. En sus 1,5 hectáreas de extensión se encontraron cerca de un centenar de tumbas.
Lo habitual entre los iberos era la incineración del cadáver en un lugar específico (ustrinum) para después recoger los restos y cenizas y depositarlos en una urna o vasija funeraria que era enterrada en estos lugares sin duda sagrados para ellos. En esta necrópolis además de este tipo de rito se da otro poco común en esta cultura. Se realizaron varias incineraciones in situ, es decir en el mismo lugar de enterramiento. Estas cremaciones primarias solo se dan en hombres adultos y parece ser que sólo se han documentado en esta necrópolis y en la desaparecida de la Albufereta, también en la provincia. En algunos de los hoyos practicados en el suelo todavía se pueden apreciar las huellas del fuego.
Para las culturas antiguas el fuego era sagrado ya que era el bien más preciado por los dioses. La cremación supone la preservación del cuerpo al sustraerlo de la descomposición. Además, al convertirlo en humo lo eleva hacia los dioses, otorgándole la inmortalidad.
También se realizaban libaciones con vino y aceite como manera ritual de apagar las cenizas y purificar los restos tal como parece desprenderse de la aparición de vasos rotos y quemados sobre las cenizas de las inhumaciones in situ. Otro rito que se realizaba en las proximidades de las tumbas consistía en la realización de ofrendar al difunto alimentos quemados que no eran consumidos por los vivos.
Del conjunto de incineraciones más de un 30% son incineraciones in situ, un 42,85 % son incineraciones en urna y el 26,98% las cenizas son depositadas directamente en la oquedad, sin urna cineraria.
Otra singularidad de Cabezo Lucero son los túmulos rectangulares, hoy ruinosos, que eran coronados con figuras animales de carácter sagrado que tenían la misión de guardar los restos del difunto y proteger el lugar sagrado. Además de en este yacimiento, los túmulos sólo se han encontrado en otras dos necrópolis ibéricas de la provincia de Valencia: Corral de Saus y Las Peñas. La estructura F se ha identificado con un ara de cremación.
Lo normal son necrópolis menos elaboradas, como la de la Serreta (Alcoy), donde se aprovecharon los huecos de la roca para depositar las urnas.
En Cabezo Lucero los ajuares también muestran lo notable de este yacimiento, más que por su riqueza por ser la necrópolis ibérica donde más porcentaje de tumbas contiene armas.
Más de la mitad de las tumbas estaba acompañada de elementos de la panoplia militar contestana, superando con mucho a otras necrópolis iberas. La falcata, la lanza, el puñal o el soliferrum aparecen en muchas de las incineraciones. Destaca la tumba 75, donde además del armamento ofensivo aparecieron grebas y un disco de escudo o de coraza, siendo la única ofrenda con elementos nobles de la panoplia defensiva, lo que hace pensar en un individuo con un especial ascendente sobre la comunidad.
Otra tumba importante es es la llamada tumba del orfebre, en la que se encontraron varios instrumentos de bronce relacionados con la elaboración de joyas.
Podemos trasladar a este paraje la estupenda recreación de una incineración que nos ofrece el MARQ en su sala dedicada a la cultura íbera, donde además se encuentran las más importantes piezas aquí encontradas. Entre estas la más destacable es la Dama de Guardamar o de Cabezo Lucero, del primer tercio del s. IV, pieza señera del MARQ con parecidos tipológicos con la famosa Dama de Elche. Entre las esculturas de animales, son señalables los toros y sobre todo una cabeza de Grifo, animal con cabeza de águila y cuerpo de león. Un detalle importante del yacimiento es la destrucción sistemática de toda la escultura en el siglo V o a comienzos del IV a. C. Pudo ser debida a una agresión exterior o a una revuelta social. Otra hipótesis más reciente apunta a un rechazo de la ostentación, similar a lo que ocurrió en algunas ciudades griegas entre los siglos VI y IV a. C. Lo que está claro es que en el siglo IV a. C. hay un cambio en la mentalidad ibérica, ya que las necrópolis, incluso esta que se siguió utilizando, carecen posteriormente de escultura.
En los ajuares también son abundantes las cerámicas áticas, muestra de la riqueza y de las relaciones comerciales de este grupo humano. De ellas sobresale una crátera de columnas de mediados del V.
Desde la necrópolis se divisa toda el área de la desembocadura del Segura, que, en los tiempos en que fue habitado el poblado ibérico, formaba una laguna que se extendía frente al poblado.
Hacia el Oeste se alza la forma cónica del Cabezo Soler, que bien pudo tener algún significado religioso para esta gentes por su manera de destacar en el horizonte donde se pone el sol, metáfora del fin de la vida, que tantas veces se ritualizó en este paraje.
La abundancia de tumbas de guerreros ha hecho pensar en un poblado especializado de soldados probablemente dependiente de La Alcudia. Su misión pudo ser controlar esta zona estratégica de la desembocadura del rio Segura de gran importancia al ser punto de entrada de las influencias y el comercio orientalizante.
También podría ser el caso contrario. Un poblado de medianas dimensiones que se especializa militarmente precisamente para mantener su independencia de la importante ciudad de La Alcudia, lo que provocó que un mayor porcentaje de hombres tuvieran que dedicarse a las armas.
En esta dirección también puedes hacerme los comentarios que creas oportuno.
Si has visitado esta página es que te gusta la arqueología. Prueba a visitar mi blog de rutas arqueológicas por Navarra:
http://arqueologianavarra.blogspot.com
IR A MAPA DE YACIMIENTOS