Restos de muralla de Peña Negra |
Alfredo González Prats nos muestra en sus trabajos como
los pobladores autóctonos de la sierra de Crevillente de finales de
la Edad del Bronce pasaron entre los siglos IX y VI a.C. a
constituirse en una sociedad fuertemente jerarquizada que habitaba en
una ciudad perfectamente organizada y que era un centro económico y
metalúrgico de primer orden que exportaba buena parte de su
producción. En este cambio tuvo una importancia clave la influencia
de grupos de comerciantes y artesanos fenicios. Es más, seguramente
la ciudad de Herna tuvo un barrio habitado por estos comerciantes
fenicios, probablemente llegados desde la ciudad fenicia de La
Fonteta, en Guardamar. La Fonteta se encuentra en la pinada de Guardamar, muy cerca de la desembocadura del río Segura.
Estos habitantes fenicios participaron activamente en la expansión económica de la ciudad.
Una prueba fundamental de la presencia de los fenicios en la ciudad
es una cerámica de tipología local en la cual aparece un grafito
fenicio. Es decir, los fenicios fabricaban cerámica en la misma
ciudad de Herna.
Como es sabido, las influencias orientales, tanto
de fenicios, como después de los griegos, fueron fundamentales en la
conformación de la cultura íbera. Herna es un ejemplo paradigmático
de estas influencias que ayudaron a crear el pueblo íbero, pueblo
que nos dio joyas del arte y de la Historia tan singulares como la
Dama de Elche.
Uno de los paneles informativos de Peña Negra con la reconstrucción virtual de una vivienda |
Esa transición desde la Edad del Bronce hasta
tiempos ibéricos se documenta perfectamente en la tipología de las
viviendas. Así, González Prats, en las diferentes campañas de
excavaciones efectuadas, distingue varios tipos de construcciones que
se van sucediendo en el tiempo. Las más antiguas, típicas de la
Edad del Bronce, son habitáculos con materiales endebles y
perecederos, simples chozas circulares de las que han quedado como
restos los llamados fondos de cabaña. Estas cabañas fueron
sustituidas posteriormente por otras viviendas de planta circular
también pero con zócalo de piedra o de adobe. Un tercer tipo de
viviendas, ya en el Bronce final, son aquellas también con zócalo de
piedra pero ahora de tendencia cuadrangular pero cuyas esquinas
todavía son redondeadas. Por último, en la fase orientalizante,
entre los siglos IX y VI a.C., las viviendas tienen estancias
rectangulares con zócalos de piedra sobre los que se levantaban los
muros de adobe. Y no sólo eso. Se efectuaron importantes obras de
aterrazamiento para nivelar el terreno y disponer más cómodamente
las viviendas sobre el terreno, lo que supone un urbanismo que a su vez hace pensar en
jerarquías que organizaban el trabajo y aprovechaban los excedentes
producidos por el gran desarrollo económico de la ciudad.
Aterrazamientos en Herna / Peña Negra |
Todavía se conservan muchos de estos aterrazamientos que caen por la
ladera del cerro de Peña Negra. En algunos lugares son sustentados
por muros que superan los tres metros de altura.
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