TORRE DE SAN JOSÉ 3/4 Lucio Terencio Mancino

- Anterior: Torre de San José - El monumento funerario romano

En la Torre de Sant Josep se enterró el que debió ser un personaje importante de la ciudad de Allon, ciudad romana cuyos restos se encuentran bajo la actual Villajoyosa. Allon era una de las cuatro ciudades romanas más importantes del territorio de la actual provincia de Alicante (Ilici, Dianium, Lucentum y Allon). Que duda cabe que el que se pudo costear este sepulcro debió ser una de las personalidades más ricas e influyentes de la ciudad. Además de influyente en la ciudad de Allon tuvo que ser el propietario de la finca donde se levanta hoy la torre. Decidió ser enterrado en sus tierras. ¿Sabemos su nombre? Hasta hace poco no. Pero la Torre de San José no deja de dar sorpresas. La clave estaba desde hace tiempo en los fondos de Vilamuseu, el museo de Villajoyosa. Allí estaban depositados varios restos traídos de una finca cercana a la Torre de Sant Josep. Entre ellos una placa de claro contenido funerario. ¿Cómo se supo que la placa era de la Torre de Sant Josep?
La placa encajaba exactamente en al 7ª hilada de la torre, donde los arqueólogos ya suponían que se ubicó en su día la inscripción que hasta ahora se daba por desaparecida. Misterio resuelto. El enterrado fue Lucio Terencio Mancino, hijo de Marco.
El monumento antes de la restauración
Otra curiosidad de la Torre de San José es que este tipo de monumentos funerarios solían situarse junto a las calzadas de entrada a las ciudades. En el caso de la Torre de Sant Josep se eligió colocarlo dentro de la finca del enterrado, lejos de la vía más cercana y sobre un altozano a tan sólo 150 metros de la línea de costa. Lo que se buscaba es que el monumento turriforme pudiera verse sobre todo desde el mar. El mar era al fin y al cabo en el siglo II d.C. la via de comunicación más importante. Es más, es muy probable que en la playa de torres existiera un fondeadero. Lucio Terencio quiso que su monumento fuera visto desde el mar, por todos los barcos que recorrieran la costa. Además es muy probable que el monumento estuviera enlucido y pintado, probablemente con colores vistosos, con lo que la visibilidad de la torre aumentaría aun más.
La torre de San José con otros restos encontrados y el már al fondo
La Torre funeraria de Sant Josep fue expoliada ya en el siglo XIV y luego también en el siglo XIX. De Lucio Terencio sólo encontraron los arqueólogos tres piezas dentales. Pero aun así estos restos nos dan una valiosa información. Los dientes no tienen muestra de haber sido quemados, por lo que es muy posible que lo que haya practicado en la Torre de San José sea una inhumación, no una incineración como era el método más corriente en el siglo II d.C. En el interior de la torre hay espacio de sobra para el enterramiento, ya que la cámara funeraria mide 2,76 m. por 1,60 m. de ancho. Y 7,5 m. de altura.
La Torre de San José en uno de los paneles informativos
¿Estuvo sólo el cadáver de Lucio Terencio? No lo sabemos con seguridad, pero si es destacable la aparición de un enterramiento infantil en el recinto funerario que rodea la torre creando un espacio sagrado. Dado las condiciones del hallazgo no se sabe si este enterramiento es contemporáneo al del personaje principal. Pero es muy posible. Apareció en una fosa de planta oblonga excavada en la roca. ¿Pudo ser familia del propietario? ¿Quizás el hijo de uno de los servidores del difunto? Difícilmente lo sabremos nunca.
El recinto funerario que rodeaba a la Torre de Sant Josep es uno de los más grandes del mundo romano en la Península Ibérica. Está delimitado por un muro de hormigón de poca altura de 36 metros de perímetro que acota un espacio sagrado de 303 metros cuadrados. En las excavaciones se encontraron restos de lo que podrían ser las partes de un pedestal destinado a sostener una estatua. Seguramente la estatua se encontraba en las inmediaciones de la torre y representaba al enterrado, dando más monumentalidad al recinto funerario y propiciando el recuerdo del finado.
Reconstrucción hipotética del recinto funerario. Imagen tomada de los paneles informativos.
Lucio Terencio Mancino buscaba la inmortalidad. Gracias al monumento que erigió en su día hoy volvemos a recordar su nombre. Aunque su tumba y sus restos fueron expoliados hace tiempo hoy queda su torre, la Torre de San José, que nos recuerda la importancia que debió tener este personaje. Y es que tal como pensaban los romanos se pervive mientras se es recordado. Lucio Terencio consiguió la inmortalidad que anhelaba. A cambio de ella nos regaló a todos un monumento único que también nos hace pensar en la muerte y en la vida en el más allá.

- Siguiente: TORRE DE SAN JOSÉ  Localización

© Julio Asunción

Ir a índice de rutas

Bibliografía:
ABAD CASAL, L. y BENDALA GALÁN, M., 1985: «Los sepulcros turriformes de Daimuz y Villajoyosa. Dos monumentos funerarios romanos olvidados», Lucentum, II,147-184.
RUIZ-ALCALDE, D. y CHARQUERO BALLESTER, A. Mª., 2014: «El monumento funerario de la Torre de Sant Josep de Villajoyosa: nuevos datos y propuesta de restitución», Lucentum, XXXIII, 151-182.

RUIZ-ALCALDE, D. y CHARQUERO BALLESTER, A. Mª.:”La Torre de Sant Josep de Villajoyosa. La restitución del monumento romano y su contexto funerario”, Lucentum XXXIV, 261-280

No hay comentarios:

Publicar un comentario