LOS SALADARES


Saladares es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del sur de la provincia de Alicante. Se encuentra a 3,5 kilómetros de Orihuela y muy cerca del límite de Alicante con Murcia. Está sobre un pequeño cabezo que se alza tan sólo una treintena de metros sobre los llanos de la fértil vega del río Segura. El río Segura queda a 2,5 kilómetros de distancia del yacimiento arqueológico.
 

Mapa y soporte gps ruta los Saladares

El yacimiento de Los Saladares fue descubierto en 1968 por unos chavales que jugaban al fútbol en las cercanías del cabezo. Posteriormente en la década de los 70 del siglo XX Oswaldo Arteaga y María R. Serna dirigieron las excavaciones arqueológicas que sacaron a la luz varios departamentos de viviendas y, lo más importante, una variada selección de material arqueológico que ha caracterizado al yacimiento de los saladares como uno de los más importantes para explicar la formación de la cultura ibérica. Esto es así porque este yacimiento estuvo ocupado, sin solución de continuidad, desde el siglo IX hasta el IV a.C., es decir, desde finales de la Edad del Bronce hasta el periodo ibérico. Por eso los Saladares es uno de los pocos yacimientos arqueológicos donde se puede seguir la evolución desde las sociedades indígenas influenciadas por la cultura del bronce del Argar hasta la cultura ibérica. Saladares es un yacimiento clave para entender la formación de la cultura ibérica gracias a las influencias orientales (griegas y fenicias) sobre el sustrato cultural autóctono en la primera mitad el I milenio a.C.
 Reconstrucción de una vasija con decoración incisa y pintada de la fase preibérica de Los Saladares
Fuente: Ver bibliografía al final del artículo.

Así, en las excavaciones arqueológicas se encontraron cerámicas fenicias y griegas que acreditan los contactos culturales de los colonizadores que vinieron desde el otro lado del Mediterráneo. De hecho, podemos decir que los Saladares junto con el yacimiento de Peña negra, son los yacimientos arqueológicos donde mejor se han documentado estas influencias culturales que a lo largo de los siglos fueron conformando la cultura ibérica.
Vasija fenicia importada hallada en los Saladares.
Fuente: Ver bibliografía al final del artículo
Podemos acercarnos a este poblado prehistórico tomando la carretera que desde Orihuela se dirige a la pedanía de Arneva. Una en Arneva, tomaremos la carretera CV-923 en dirección a El Mojón. A la altura del kilómetro 2,4 encontraremos a la derecha de la carretera una gasolinera donde podemos dejar el coche. Tomaremos una de las dos pistas que junto a la gasolinera parten en dirección noroeste. Nada más dejar atrás la gasolinera veremos enfrente, a menos de 500 metros de distancia, el cabezo dónde se encuentra el poblado.

Los saladares. Una cantera afectó esta ladera. Los restos constructivos están en la ladera opuesta
La aproximación la haremos por su ladera sur que, desgraciadamente, ha sido utilizada como cantera, lo que seguramente destrozo una parte de sus niveles arqueológicos. Llegaremos hasta el cabezo y subiremos por la parte derecha la cantera, donde hay las ruinas de una caseta. Pasaremos al otro lado del cabezo, a la ladera norte. Allí, orientados hacia Orihuela, podremos todavía podemos ver los restos de varias casas del antiguo poblado ibérico.

Departamentos de los Saladares


Los departamentos son de planta cuadrangular, de la última época del poblado (ibérica). Los habitáculos se adaptan a la inclinación de la ladera tal como hemos visto en otro poblados como, por ejemplo, el Tossal de la Cala, en Benidorm.
En las excavaciones se pudo documentar que estas habitaciones de planta cuadrada sustituyeron a las cabañas circulares de la Edad del Bronce. Igualmente las cerámicas a mano fueron siendo sustituidas por cerámicas realizadas a a torno, ingenio introducido por los fenicios. Las influencias fenicias desde el siglo VIII-VII a. C. también se aprecian en las ánforas que eran usadas para el comercio y en otros tipos de cerámicas de esta cultura como la cerámica de barniz rojo. La desembocadura del Segura, donde estaba la ciudad fenicia de La Fonteta, situada a 28 kilómetros de los Saladares, fue un foco irradiador de influencia cultural a través del comercio de los recién llegados con los antiguos habitantes de estas tierras.
A partir del siglo VI a.C. también se aprecia en el inventario cerámico la influencia del mundo griego.

Uno de los muros de una de las habitaciónes de los Saladares

El cabezo de los Saladares aunque tiene poca altura tiene un extenso dominio visual. Desde su cima se dominan tierras murcianas, y, hacia el norte, Orihuela, la capital de la Vega Baja del Segura, y la sierra homónima, donde también se encontraron yacimientos importantes de la Edad del bronce, como el Seminario, donde se encontró el ídolo de Orihuela que podemos ver en el museo arqueológico o el yacimiento de las laderas de San Antón, donde aparecieron importantes hallazgos de metal de filiación argárica.

Panorámica desde los Saladares. Al fondo, junto a las montañas, la ciudad de Orihuela

El yacimiento de Los saladares está declarado Bien de Interés cultural, lo que lo convierte en patrimonio de todos. Por eso sería conveniente que se limpiara de maleza, se consolidaran las estructuras, se volvieran a realizar excavaciones, se señalizara y que se preparará mejor para la visita al público. Veo que se intentó allá por el año 2009 según un artículo del Diario Información (ver enlace). Pero parece ser que la iniciativa no se llevó a cabo. Yo estuve en enero de 2019 y desgraciadamente el yacimiento sufría un alto grado de abandono. Una pena. Con la recuperación de los Saladares podríamos conocer mejor este lugar que es parte importante de la prehistoria y la historia antigua de la provincia de Alicante. Además sería otro hito de atracción turística dentro del importante patrimonio de Orihuela.

Bibliografía:

Oswaldo Arteaga Matute, María Remedios Serna González:
Las primeras fases del poblado de Los Saladares (Orihuela, Alicante). Una contribución al estudio del Bronce Final en la península Ibérica (Estudio crítico 1) Ampurias: revista de arqueología, prehistoria y etnografía, Nº. 41-42, 1979-1980, págs. 65-138

Los Saladares. Un yacimiento proto-histórico en la región del Bajo Segura. Crónica del XII Congreso Arqueológico Nacional, 1973, págs. 437-450


CUEVA DEL AGUA Denia


El parque natural de la Sierra del Montgó es también un verdadero parque arqueológico por los yacimientos arqueológicos que guarda y la importancia de los mismos. En otro artículo de este blog ya se ha tratado del Alt de Benimaquía, poblado fortificado íbero donde se ha constatado una de las primeras explotaciones vitivinícolas de la Península Ibérica.
Otro de los yacimientos arqueológicos imprescindibles para cualquier amante de la arqueología es la Cueva del Agua, también denominada Cova de l´Aigua, en valenciano. La Cueva del Agua es uno de los lugares más sugerentes que he visitado en mis rutas arqueológicas en Alicante.


La gruta se encuentra en los rocosos paredones de la vertiente norte de la sierra del Montgó. A pesar de la apariencia casi inaccesible de la cavidad, no es difícil llegar a ella. Lo más fácil es acceder desde la ermita del Pare Pere. Primero avanzaremos por cómodas pistas forestales y posteriormente un sendero nos permitirá ascender por terreno más agreste hasta la boca de la cavidad. Hay, además, indicaciones sobre el terreno que nos señalan el camino.

Mapa y soporte gps de la ruta a la Cova de l´Aigua

Hay dos características que hacen muy interesante a este yacimiento arqueológico. La más importante es la inscripción romana que se encuentra cerca de la entrada de la cueva. La inscripción está protegida por un enrejado que permite que no se produzcan pintadas o agresiones a este hito patrimonial. De hecho vemos los restos de alguna pintada que algún descerebrado realizó antes de que se instalara la protección. De todas formas el enrejado permite ver perfectamente la inscripción.

Enrejado protector de la inscripción romana. A la derecha entrada a la cavidad inferior de la cueva

La inscripción romana ocupa 54x72 cms. de pared rocosa y fue realizada en el año 238 d.C., en tiempos del emperador Maximino el Tracio (235-238 d.C.). Fue realizada por un legionario romano llamado Lucio Alfio Donato. El texto de la inscripción es el siguiente:
C(aius) Iul(ius) Urbanus vet(eranus) / prin(ceps) vexil(lationis) leg(ionis) VII / Gem(inae) P(iae) F(elicis) [[M[a]xim[i]n(ianae)]] [m]iss(us) / cum suis a D[e]cio Va[l]er[i]a/no co(n)s(ulare) L(ucius) A[l]f[i]us Do/natus optio f(aciendum) c(uravit)
La traducción sería: Caio Iulio Urbano, veterano, jefe del destacamento de la Legión VII Gemina Pía Félix Maximiana, enviado con los suyos por el gobernador (de la Tarraconense) Decio Valeriano. Lucio Alfio Donato se ocupó de que fuera hecho (este epígrafe).


Inscripción romana en la Cueva del Agua


Caio Iulio pudo ser el jefe del destacamento que se encargaba de controlar esta parte de la costa alicantina, incluyendo el suministro de agua que facilitaba la cueva. De hecho, el nombre de Cova de l´Aigua se debe a la surgencia de agua que la cavidad tiene en su interior.

La segunda característica que hay que destacar es que, con anterioridad a la llegada de los romanos, la Cueva del Agua fue una cueva-santuario ibérica tal como acreditan algunas de las cerámicas que aquí se encontraron. Ya hemos visto en otras cuevas santuario de la provincia de Alicante como el agua tuvo un papel fundamental en la religiosidad de los íberos (Cueva de les Dones, Cova Pinta). Así debió de ser también en la Cova de l´Aigua.

La Cueva del Agua consta de dos cavidades. La entrada a la inferior se encuentra justo al lado de la inscripción romana. Cuando accedí a la cavidad no me costó imaginar a los legionarios de guardia en este recogido refugio jugando a los dados o tomando el rancho.

Interior de la cavidad inferior de la Cova de l´Aigua.

La cavidad principal es la superior, si bien se encuentra más modificada por la mano del hombre. Así , podemos ver los restos de un antiguo aljibe (s.XVII-XVIII). En época islámica y más recientemente se siguió aprovechando el agua de la cueva. Hoy el aljibe está en desuso y sus paredes afeadas con inscripciones y pintadas modernas.

Interior de la cueva. En la pared inscripciones modernas


Si accedemos a lo más profundo de la cavidad todavía podremos ver el nacedero de agua. Aunque no son muchos metros los que separan al nacedero de la sala principal conviene ir provisto de linterna. El agua cristalina de este depósito natural seguro que era vista con otros ojos por el sacerdote o la sacerdotisa íbera que oficiaba los rituales sagrados en la cueva. Al fin y al cabo este agua nace del interior de la montaña, de la Madre Tierra. La cueva, simboliza el útero femenino, y el agua es la fuente de la vida. Es muy probable que en la Cueva del Agua se realizaran rituales de fecundidad.
Surgencia de agua de la Cueva de l´Aigua

¿Hasta cuando la Cueva del Agua fue un lugar sagrado? No lo sabremos nunca. Pero lo cierto es que hasta hoy ha seguido siendo un lugar de atracción para el ser humano. Hace siglos fueron los íberos y los romanos los que a este recóndito lugar acudían. Hoy son los senderistas, los turistas y los amantes de la historia.
No cabe duda de la relación de la espiritualidad del hombre y la naturaleza, especialmente en tiempos pasados. La Cueva del Agua es uno de esos lugares en que esta relación de lo sagrado y lo natural se percibe. Seguramente esta cavidad continuó siendo lugar de culto y peregrinación tras la romanización.

Inscripción de 1832 en una de las paredes de la Cueva del Agua

Mientras imaginamos a soldados romanos y a sacerdotisas íberas, también podemos recrearnos con la espectacular panorámica de Denia que se tiene desde la cueva.
Denia y su puerto desde el interior de la Cova de l´Aigua


El mar parece cercano desde aquí. Quizás Caio Iulio, el jefe del destacamento de la Legión VII Gemina, y Lucio Alfio Donato, el que grabó la inscripción, se convirtieron en asiduos visitantes del lugar. No sería de extrañar. Roca, agua, montaña, mar e historia. Todo se une para hacer de la Cueva del Agua un lugar muy especial.

MUSEO ARQUEOLÓGICO DE NOVELDA


El Museo Arqueológico de Novelda es un pequeño pero interesante museo arqueológico que guarda piezas procedentes de importantes yacimientos arqueológicos de la comarca del Valle Medio del Vinalopó.
Está ubicado en la segunda planta de la casa de cultura de Novelda, en la calle Jaume II, nº 3. El museo se puede visitar de lunes a viernes de 10:00 a 14:00 horas. La entrada es gratuita.
El museo ocupa una sola sala en la que se realiza un recorrido cronológico a través de los objetos expuestos.
Las piezas arqueológicas se han agrupado por los yacimientos arqueológicos de donde proceden. En los enlaces puedes conocer más sobre los yacimientos arqueológicos que ya se han tratado en otras entradas de este blog.


Comenzaremos nuestro recorrido en el Paleolítico. Los artefactos más antiguos son los instrumentos líticos hallados en las terrazas de la Coca, en Aspe. Pertenecen al Paleolítico medio y, probablemente, fueron realizados por el hombre de neandertal.

Piezas líticas de la Terrazas de la Coca


También hemos de fijarnos en la colección de puntas de flecha de la Cova del Sol, en Hondón de las Nieves, ya del Paleolítico superior.
Material lítico de la Cueva del Sol


Igualmente de este periodo es el instrumental lítico de la Ratlla del Bubo, en Crevillente. En este yacimiento arqueológico se encontraron restos de una hoguera de 17.000 años de antigüedad. Es una de las muestras de la utilización del fuego por el ser humano más antiguas de la Comunidad Valenciana. De este yacimiento se exponen perforadores, buriles, raspadores, conchas perforadas usadas como ornamento, etc.

Raspadores y buriles hallados en la Ratlla del Bubo
De época neolítica hay que destacar la vasija hallada en Ledua. Podemos decir que este poblado neolítico es el primer poblamiento humano conocido en el solar que hoy ocupa la ciudad de Novelda. La vasija decorada de Ledua es una de la cerámicas neolíticas más valiosas de la arqueología alicantina.
Vasija neolítica de Ledua
Del Eneolítico encontraremos los ajuares de enterramientos de las cuevas de la Serreta Llarga, la sierra de la Mola, etc.
De la Edad del Bronce destaca uno de los enterramientos encontrados en el yacimiento del Tabayá. Vemos un cráneo con una vasija que le sirvió de ajuar y lo que parecen ser dos pendientes de metal.

Enterramiento de Tabayá

De La Horna, otro poblado de la Edad del Bronce, destacaremos un hacha de bronce perfectamente conservada que podemos considerar el hallazgo más interesante de este yacimiento arqueológico.

Hacha de bronce de La Horna

Pasamos ahora al mundo de los íberos. Aquí encontramos una de las vitrinas más interesantes. Muestra hallazgos de la necrópolis de la Regalissia. Entre los objetos vamos a resaltar el pebetero con forma de cabeza de Tanit y la agarradera de escudo, útil bélico poco frecuente en los museos arqueológicos.
Pebetero y agarradera de escudo de la Regalissia



También en esta misma vitrina se expone el importante ajuar de la tumba ibérica de la Torre, en Sax. Además de un objeto de lujo como es un kilix griego de figuras rojas, llama la atención la falcata y la punta de lanza que se encontró en el enterramiento.

Enterramiento de la tumba de la Torre, Sax
Por último, de época romana destacaremos las figurillas de probable uso decorativo o votivo que se exponen en la siguiente vitrina.

Figurillas de época romana del Museo Arqueológico de Novelda

La exposición continúa con material islámico y medieval encontrado en el yacimiento de El Zambo y en el castillo de la Mola y acaba con una muestra de la arqueología urbana de Novelda.
En definitiva, el museo de Novelda es un complemento ideal para conocer algunas de las mejores piezas encontradas en los yacimientos tanto de Novelda como de los municipios cercanos. Espero que este recorrido te anime a visitar este interesante museo que muestra parte de la importancia arqueológica del Vinalopó, río de escaso caudal pero de gran historia, ya que era y es corredor de paso desde la costa alicantina hacia el interior de la Península Ibérica.

Localización Museo Arqueológico de Novelda